De desgracias y desgraciaos
La carrera de Zion Williamson sufre un nuevo tropiezo con las lesiones y la NBA expulsa de por vida a Jontay Porter
Seguro que jamás habéis escuchado o leído hacer un símil entre una situación deportiva y el mito de Sísifo. Sí, ese pobre desgraciado condenado a empujar una roca hasta la cima de un monte por el resto de la eternidad. En un alarde de originalidad, vengo a comparar el conocido mito griego con la carrera de Zion Williamson.
El pasado martes el jugador de los New Orleans Pelicans disputaba el primer partido de postemporada de su carrera. Zion llegó al play-in ante Los Angeles Lakers en lo que parecía el punto de mayor estabilidad en su periplo por la NBA. Y, de hecho, así lo demostró hasta que restaban poco más de tres minutos para finalizar el encuentro cuando, tras anotar la canasta que suponía su punto número 40 y el empate a 95 en el marcador, el interior supo que su partido se había acabado. En un gesto durante la misma jugada, Zion notó un tirón en la parte posterior de su muslo. Poco después, caminaba enfurecido hacia los vestuarios. Otra vez la piedra colina abajo.
Williamson sufrió una lesión en la parte baja del femoral que le tendrá mínimo dos semanas fuera. De momento, se perderá el definitorio partido de play-in ante los Sacramento Kings. Viendo el estado de Brandon Ingram y el partido que vienen de hacer los Kings ante los Warriors, todo indica que los Pelicans podrían irse de vacaciones esta misma noche.
De nuevo los problemas físicos le llegan a Zion en un punto álgido. El último gran inconveniente, una lesión muy similar a esta que le tuvo fuera 45 partidos el curso pasado, llegó con New Orleans tercero en el Oeste y el jugador promediando 29.5 puntos, 7.4 rebotes y 5.2 asistencias durante más de un mes de competición.
Pero esta vez resulta más cruel de la cuenta por los cambios que el propio jugador y su entorno han introducido en los últimos tiempos para reducir riesgos.
Zion llegó a la liga con el físico por castigo y la disciplina por carencia. Justo en el verano de 2019 en el que es elegido como número uno del draft, los Pelicans inician una reestructuración interna que acaba con David Griffin al mando de las oficinas y un nuevo cuerpo médico liderado por Aaron Nelson. La franquicia iba atrasada en lo que a medicina deportiva y cuidados del jugador se refiere y la llegada de un fenómeno atlético como Williamson les obligaba a ponerse a la vanguardia.
Los problemas no tardaron en aparecer, con una lesión de menisco que retrasó su debut hasta inicios de 2020. Pero la lesión que marca su carrera y relación con la franquicia sureña es la de su pie en 2021, que le hace perderse la temporada 21-22 al completo cuando debería haberse perdido tan solo un tercio de competición. De ahí surgen las polémicas sobre su indisciplina alimenticia, la gestión unilateral de sus lesiones con un equipo de preparadores ajeno a los Pelicans y el distanciamiento con los miembros del equipo.
Aún así, Zion trabaja con Jasper Bibbs y un amplio equipo de preparadores personales y llega a la pretemporada de 2022 en una forma física envidiable. Fino como nunca y con las paces hechas con los Pelicans a merced del contrato de cinco años y $197 millones que firmó aquel julio. Eso sí, lleno de cláusulas que apuntaban a su cuidado físico.
Volvemos a enero del año pasado y a otra prolongación excesiva de una baja que suele suponer, a lo sumo, entre un mes y medio y dos meses de ausencia. En su caso supuso decirle adiós al curso. Otra vez. Es entonces, hace cosa de un año, que se produce el ultimátum de los Pelicans para que su preparación y rehabilitaciones pase de forma íntegra por el equipo de trabajo de la franquicia. Durante ese tiempo también se trabaja con él a nivel biomecánico para reducir el impacto de su juego en su cuerpo, especialmente rodillas, tobillos y pies.
Todavía quedaba el último movimiento. Un nuevo cambio de cuerpo médico que ahora se basaría en lo que Griffin definió como un “monstruo de tres cabezas”. Tom Maystadt pasaba a ser el director de rendimiento deportivo, Daniel Bove sería su mano derecha y Amy Atmore, recién contratada, la especializada en rehabilitaciones. ¿El resultado? Este año el quinteto de los Pelicans se ha perdido 52 partidos cuando el año anterior solo entre Zion y Brandon Ingram sumaban 80 ausencias. Los 70 partidos disputados por Williamson son máximo de carrera y los 66 de Ingram el número más alto desde su primer curso en la liga.
Además, según contó Brian Windhorst a mediados de marzo, Williamson habría perdido alrededor de once kilos a lo largo del curso.
Quizás esto no le aleje del huracán de críticas que suele rodearle. Sobre todo si su recuperación se vuelve a complicar. Pero el trabajo llevado a cabo debería servir para hablar más de desgracia que de descuidado.
Expulsado de la NBA de por vida. Suena duro. Sobre todo si se tiene en cuenta que quien ha recibido este veto era hasta hace poco un completo desconocido al que pocos serían capaces de relacionar con las tres siglas de la mejor liga de baloncesto del mundo. Jontay Porter, hermano del jugador de los Denver Nuggets Michael Porter Jr. y hasta hace un par de días jugador de los Toronto Raptors, no podrá volver a tener relación con la NBA por amañar sus estadísticas y apostar en partidos de la competición y de su propio equipo.
El comunicado de la Liga, como bien apuntaba ayer Tom Haberstroh, es mucho más detallado de lo que acostumbra. En él se apunta que Porter apostó unos 50.000 dólares en un total de 13 partidos desde enero a marzo de 2024 (entre ellos dos de su equipo, los Raptors) y de los cuales sacó ganancias por un valor superior a los 20.000 dólares.
A Porter le comenzaron a investigar porque DraftKings, una de las casas de apuestas socias de la NBA, localizó un interés inusual en las estadísticas de Porter en los partidos referentes al 20 de marzo y el 26 de enero. En ambos abandonó el encuentro presuntamente lesionado en el primer cuarto. Ahora se sabe que antes del encuentro de marzo informó a un conocido de su estado físico y este apostó 80.000 dólares al under de puntos de Porter, por lo que se llevó 1.1 millones de dólares. La casa de apuestas paralizó la apuesta y no ha ingresado el dinero.
Hasta aquí más o menos lo esperado. En el momento de mayor alarma mediática en torno a las apuestas, la NBA toma un conejillo de indias cuyos actos son imperdonables para la integridad de la competición y lo fulmina. Genial.
Me interesa más una información que dio a conocer el portal especializado en apuestas deportivas Action el pasado martes. En él el periodista Chase Howell cuenta que Jontay Porter operó una cuenta VIP de FanDuel en Colorado desde la cual realizó más de 1.000 apuestas por valor de “millones de dólares” entre 2021 y 2023. Las cuales cesaron días antes de que el jugador firmase un contrato con los Toronto Raptors. Durante ese tramo Porter jugaba en la G League, pero ninguna de esas apuestas concernían a la NBA o alguna de sus competiciones afiliadas (G League, WNBA).
Mi pregunta es sencilla. Si tan controlada tiene la NBA la situación respecto a las apuestas legales, ¿por qué no son capaces de detectar que un jugador dentro del paraguas de sus competiciones tiene un historial así detrás? Quizás esté siendo exagerado, pero realizar 1.000 apuestas por valor de millones (¡en plural!) de dólares en un tramo inferior a tres años me parece suficiente para hablar de principio de ludopatía. Ni que decir tiene que la NBA no debería bajo ninguna circunstancia permitir que alguien con ese historial en casas de apuestas deportivas esté dentro de su paraguas.
Todavía recuerdo entrar a la casa de apuestas de mi barrio con 16 años haciendo argucias para poder apostar en las máquinas. Valía con pedirle el DNI a cualquier colega mayor de edad para pasarlo por el escáner de la consola y que esta comprobase que eras mayor de edad y que no tenías problemas con el juego (las casas de apuestas están obligadas a restringir la actividad a personas con ludopatía diagnosticada, cosas que aprendes cuando te saltas clases para meter 25 céntimos a una combinada de 13 partidos de Europa League). Si ganabas, el mismo amigo pasaba a recoger tu recompensa, quizás quedándose con un pequeño porcentaje.
Sinceramente, me esperaba que una de las instituciones deportivas más poderosas del mundo tuviesen mayor control de seguridad que el dependiente del Sportium de la esquina. Porque aunque habiendo resuelto este caso la NBA quiera hacernos ver que tiene la situación amarrada, a mí me da la sensación contraria.
Enlaces ajenos
⚽ Iba a dedicarle un espacio en este post a estas palabras de Koke, pero no quería que me quedase largo. ¿No os parece raro que el capitanísimo del Atlético de Madrid hable con esa levedad después de que les remonte un equipo inferior sobre el papel?
⚽ Me fascina el fenómeno estadístico/místico que envuelve a las tandas de penaltis. Aquí David Álvarez (El País) cuenta la intrahistoria de la parada de Lunin al lanzamiento de Bernardo Silva.
🏀 Un pequeño perfil de C.J. Holmes en el New York Daily News para conocer un poquito mejor a Jordi Fernández.
📈 Más de dos millones y medio de personas vieron en ESPN el Draft de la WNBA donde Caitlin Clark fue elegida número uno por las Indiana Fever. Joe Biden ha puesto el grito en el cielo por el (poco) salario que va a percibir. Esta mujer ha venido a cambiarlo todo. La cronología de su llegada en Gigantes.
Enlaces propios
🎙️ Esta semana no he pegado palo al agua pero he aquí el episodio 183 del podcast de nbamaniacs en el que Elio Martínez y yo ponemos nota a la temporada de toooooodos los equipos de la NBA.